8- Jesús y el Espíritu Santo - Serie: "CÓMO SALIR DE LA TIBIEZA"


Puedes leer los artículos anteriores de esta serie en los siguientes enlaces:
1- Una catástrofe llamada tibieza
2- Cómo se llega a la tibieza
3- Una necesidad con diligencia del verdadero creyente
4- Un huerto descuidado
5- Una plaga mundial llamada descuido
6- Nuestra gran necesidad
7- Necesitamos a Sofonías

Jesús es el máximo ejemplo de la Iglesia.
Con esto en mente, recordamos que ÉL desarrolló todo su ministerio dependiendo del poder del Espíritu Santo.

Durante su bautismo, Jesús es ungido con el Espíritu Santo para la tarea que tenía por delante. Marcos 1:10 relata: "Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él".
Este es el cumplimiento de profecías del Antiguo Testamento como Isaías 61:1-3. Profecía que Jesús se aplicó a sí mismo según Lucas 4:16-21.

¿PARA QUÉ?
Esto nos trae una buena pregunta: Si Jesús era Dios ¿para qué necesitaba ser investido de poder por el Espíritu Santo?
William Hendriksen nos puede ayudar a entender esto:
"Aunque la naturaleza divina de Cristo no necesitaba ser fortalecida y en realidad no podía serlo, no ocurría lo mismo con respecto a su naturaleza humana. Esta podía y necesitaba ser fortalecida" ("El Evangelio Según San Mateo").
El no actuaba como hombre, EL era 100% Dios y 100% hombre. Hebreos 2:14 afirma: "Por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo". Y tres versículos después encontramos: "Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos" (Hebreos 2:17).
Jesús en ningún momento se despojó de su deidad. EL se despojó de su gloria junto al Padre y de la prerrogativa de usar Su poder como Dios aquí en la tierra. Así EL dependió por completo de la habilidad, capacidad, poder del Espíritu Santo.
Leon Morris escribió: "En su parte humana, Jesús dependía del Padre, igual que el resto de seres humanos. Aquí podemos ver la humillación a la que se sometió, y el gran ejemplo que es para nosotros" ("Evangelio según Juan").

Entendiendo esto podemos decir que el ministerio de Jesús fue desarrollado y cumplido en la capacidad del Espíritu Santo.
R.C. Sproul escribió: "El Espíritu ungió la naturaleza humana de Jesús. Tendemos a pensar que Jesús hizo los milagros en Su naturaleza divina. Pero EL hizo todo lo que hizo en su naturaleza humana a través del Espíritu Santo que descendió sobre EL en el bautismo. Fue ahí que Dios empoderó a Jesús para cumplir la misión que EL le dio" ("Mark").
El apóstol Pedro dice en Hechos 10:37,38: “Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.
Y en Hechos 2:22 el mismo Pedro en Pentecostés, afirma: "Jesús Nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él".
Por esto, Dios en Isaías 42:1, anunciaba anticipadamente de EL: "He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu".
Y en Isaías 11:2: "Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová".

SOLEMOS NO TENERLO EN CUENTA
Es un punto que muchas veces solemos no tener en cuenta. Jesús dijo: "yo he vencido al mundo" (Juan 16:33). Aquí se refería a la más completa victoria sobre este mundo, el pecado, la muerte y el reino de Satanás.
¿Cómo venció?
Jesús no actuó en su capacidad divina sino en dependencia total del Padre y en comunión con el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo estuvo involucrado en la vida de Jesús desde su encarnación. El ángel le explica a María como sería la encarnación de Jesús: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios" (Lucas 1:35). Y luego le habla un ángel a José: "lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es" (Mateo 1:20).
Era el Espíritu Santo quien guiaba a Jesús para saber qué debía hacer y a donde debía ir. Como vemos en Lucas 4:1; Marcos 9:21; 13:32; Lucas 2:52.
Era el Espíritu Santo la capacidad para hacer lo que debía hacer, como por ejemplo vemos en Lucas 4:14.
Jesús también hablaba por "el Espíritu" según Juan 3:34.
Cuando expulsaba demonios lo hacía "por el Espíritu de Dios" según Mateo 12:24-28.
Aún la capacidad de Jesús en su entrega final a la muerte fue por el Espíritu Santo, como vemos en Hebreos 9:13,14.
E incluso el Espíritu Santo estuvo involucrado en la resurrección de Jesús: Romanos 1:4, en la Nueva Traducción Viviente, afirma: "quedó demostrado que era el Hijo de Dios cuando fue resucitado de los muertos mediante el poder del Espíritu Santo".

¡Todo su ministerio es realizado en el poder del Espíritu Santo!

Todo esto nos dirige hacia un punto muy claro:
Si Jesús, en su parte humana, necesitó al Espíritu Santo para llevar a cabo lo que se le había confiado (Juan 20:21), ¿cuanto lo necesitaremos nosotros para absolutamente TODO?

Continuamos en la novena parte de esta serie…


Luis Rodas


.
GuardarGuardar

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Instagram

Haz click AQUÍ

Twitter Updates

Sobre mí